Había una vez una niña llamada Kitty, una niña italiana. Ese día en Italia hacía mucho frío, y Kitty no quería hacer la carta de Reys porque prefería estar sentada al brasero. Entonces todo el mes de Diciembre estuvo muy liada con los estudios y examenes por lo que tampoco la envió.
Cuando llegó el 6 de enero no tenía la carta preparada por lo que no le trajeron nada, nadita y Kitty se echó a llorar.
Ese día estuvo muy pero que muy triste, ahora 18 de febrero todavía se acuerda.
Siempre que lo recuerda llora y su amiga María Belén le decia que un regalo no es importante, lo importante es están comiendo, jugando y cantando con tus familiares.
The end.
Autora: Mónica Aguilar Manosalvas. 9 años.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Mónica, me encantan tus cuentos, sigue así que te convertirás en una gran escritora.
Ah, me ha hecho mucha ilusion que me incluyas en este cuento. Gracias guapa.
Publicar un comentario